Comer mucha bollería y otros alimentos precocinados tiene consecuencias importantes, además del aumento de talla. Además de poner en riesgo la salud del corazón, desencadenar hipertensión arterial y estar indefenso ante la diabetes tipo 2, si no frenas la obesidad, tu cerebro puede cambiar de forma y estructura. Para ser exactos, el exceso de grasa corporal hace que las zonas centrales de tu cerebro se encojan, según una investigación holandesa publicada por Radiología revista. Cuanta más grasa, menos neuronas.
Una persona con obesidad es más propensa a sufrir demencia, según un reciente estudio de la Universidad británica de Loughborough. Además, otra consecuencia de tener rollos de grasa es la disminución de una proteína cerebral que ayuda a combatir el Alzheimer y el Parkinson. La única forma de acabar con esto es el ejercicio, como el fitness. Otra opción es evitar comer viendo la televisión o mirando el móvil, ya que cuando te concentras en la comida, comes menos. Si almuerzas lejos de las pantallas, comerás un tercio menos durante la cena porque tenemos el recuerdo de haber almorzado, lo que activa la sensación de saciedad.